¿TIENE USTED LOS PIES SIEMPRE FRÍOS?
¿Es usted de los que al
saludar a sus amigos siempre escucha eso de "tienes las manos
congeladas"? ¿Su pareja le suplica que no roce más con sus pies gélidos?
En invierno, las bajas temperaturas son una buena razón para tener frío,
pero si se le entumecen las extremidades en temporadas más cálidas, debería
poner atención a este síntoma. ¿Por qué se nos enfrían con mayor frecuencia las
manos y los pies? Y, sobre todo, ¿qué soluciones concretas podemos tomar.
Una de las causas más comunes es
la enfermedad de Raynaud, que, según nos detalla el secretario general de la
Sociedad Española de Cardiología (SEC), Ignacio Fernández Lozano, “es una
hiperreacción a la vasoconstricción, es decir, una reacción exagerada al frío,
que desemboca en primer lugar en manos frías, dolores e incluso dedos azules”.
Este fenómeno, en el que se cierran las arterias, es normal que afecte a las
extremidades (manos y pies) y a los puntos periféricos del cuerpo, como, por
ejemplo, las orejas o nariz. “La variante del Raynaud presenta una elevada
incidencia (5-10%), afectando principalmente a mujeres jóvenes (entre 20 y 40
años), en climas fríos y en profesiones que implican exposición a las bajas
temperaturas”, apostilla el secretario de la Sociedad Española de Angiología y
Cirugía Vascular (SEACV), Manuel Vallina.
Otro factor que causa el
entumecimiento de pies y manos está asociado a enfermedades más conocidas, como
la diabetes o la anemia. Si el frío cala hondo en primavera o verano y, en
segundo lugar, se siente (durante una temporada larga) más cansado de lo
habitual, entonces, según cuenta el especialista de la SEC, lo mejor es
consultar a un médico para que determine la causa e identifique el tipo y grado
de la patología. Además, en el caso de la anemia, no es raro que en épocas
invernales el nivel de hierro disminuya.
Sin embargo, no hay que
alarmarse, ya que la principal causa responde a un problema de carácter
circulatorio y que generalmente no enviste mayor gravedad. “Cuando existen
extremidades frías, casi siempre está referido -hablamos de un 90% de los
casos- a un problema circulatorio, es decir, a un leve déficit del riego
periférico, ya que la cantidad de sangre que llega a las manos o los pies es
menor a la que debiera”, aclara el médico Fernández Lozano.
Finalmente, otras posibles
causas, que acapara recientes análisis de la Medicina, son el estrés y la falta
de sueño, dos características muy frecuentes en nuestras agitadas vidas. Ambos
casos podrían fomentar la tendencia a tener las extremidades frías,
principalmente, las manos. Pero, por el momento hay que ser cautelosos, como
advierte el médico y secretario de la SEC, "ya que no se conoce un estudio
que haya demostrado la relación intrínseca o directa entre el estrés y la
temperatura corporal".
Pasemos a las recomendaciones y
soluciones prácticas. En primer lugar, si es fumador y quiere abandonar su
condición de friolero, “lo más importante es que la persona deje de fumar
tabaco”, advierte categóricamente el también profesor de medicina de la Universidad Autónoma de Madrid,
ya que genera problemas circulatorios y aumentan las probabilidades de tener
las extremidades frías. Distinto es el caso de una patología, como por ejemplo
una anemia. Lo adecuado, en esta materia, es realizarse un simple examen de
sangre y recibir el pertinente tratamiento médico. "Esto último ayudará en
gran medida a disminuir las manifestaciones de frío y adormecimiento de las
manos o pies".
En caso que no sufra patologías
declaradas, desde SEC recomiendan soluciones fáciles y directas: utilizar unos
buenos guantes (de lana o algodón) en la temporada invernal. El secreto está en
ponérselos antes de salir de casa, cuando sus manos están calientes. La otra
opción, recomendada por el especialista de la SEACV, Manuel Villarino, “es
utilizar cremas con altos índices grasos o hidratantes”. Esta solución
combinada es especialmente eficaz para quienes, por ejemplo, montan en moto o
bicicleta en pleno invierno.
Especial énfasis hay que poner
al tema de la grasa, ya que el hombre no se defiende del frío con el pelo, sino
en gran medida con la grasa corporal. Por ello, el doctor Fernández Lozano
ilustra que, en invierno, “las personas más delgadas se mueren de frio y los
más robustos sobreviven”. Sobre este aspecto, es interesante resaltar que los
individuos más propensos al frío (particularmente en las manos y pies) son “las
mujeres de poca superficie corporal, es decir, féminas delgadas. También las
más bajitas son proclives a tener más sensación de frío”, remata el académico y
médico de madrileño.
El secretario general de la SEC
cuenta que incluso se ha investigado el tema del frío en función del sexo.
¿Cómo es aquello? “Se han metido a mujeres y hombres en habitaciones frías (con
sensores de temperaturas en el cuerpo, manos y pies) y las primeras son más
propensas a sufrir frío, especialmente en las zonas periféricas, sobre todo las
de menos superficie corporal. Y al revés, cuando aumentas la temperatura, el
hombre es el primero que comienza a sudar, es decir, desarrollan mecanismos de
protección contra el calor antes que ellas”.
Otra solución eficaz y rápida es
mejorar el tono físico (moverse o ejercitar) para aumentar la circulación y
realizar ejercicios focalizados, como, por ejemplo, en los brazos. Si siente
que la gelidez se apodera de sus manos o pies, debe moverse inmediatamente, ya
que mejorará la circulación y se activarán los flujos sanguíneos a los pies y
las manos. Además, se sabe que el ejercicio ayuda a fortalecer las venas y
arterias y oxigena el cuerpo, lo que evita la probabilidad de sufrir frío en
nuestras extremidades.
Independiente de las causas y
recomendaciones anteriores, ¿es recomendable visitar al médico por esos pies y
manos frías? Según el secretario de la SEACV, Manuel Villarino, “siempre que
los síntomas resulten molestos o mantenidos en el tiempo, es correcto acudir al
médico. Es fundamental confirmar que se trata de un cuadro banal y no de una
patología”. Antes, asegúrese de haberse abrigado bien, encender la calefacción
si es necesario u optar por el reconfortante doble calcetín.
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